Historia de un amor frustrado.
¡Hoy vi un ángel! Estoy seguro de ello porque al pasar por mi lado mi corazón se paró, un agradable calor entró por mi coronilla provocando un sudor en la frente y fulminó con un cosquilleo en el estómago. Su vaivén de caderas al caminar, su pelo ondulado bailando con la brisa, su olor a cielo puro… todo en ella me cautivó.
<<Es la mujer de mi vida, no puedo dejar escapar esta oportunidad>>, pensé. La perseguí durante un buen rato y cuando cruzó por el parque aproveché para arrancar unas flores que convertí en un maravilloso ramillete improvisado. Me armé de valor y la asalté con las flores cual espadachín para expresarle mis más sinceros sentimientos, pero algo se torció. De repente, me puse nervioso y morado, me faltó el aire, empecé a tartamudear, hice unos ridículos aspavientos… en fin, parecí un puto tarado. Entonces, lo que pensé que sería el comienzo de algo bonito y único, se desvaneció con un suspiro. Ella se asustó e, igual que apreció en mi vida, se fue, salió corriendo y llamó a la policía.
Ahora, desde una de las mugrientas paredes del calabozo donde me encuentro, escribo con una vieja tiza esta breve historia de amor truncado. Pero no me rendiré y cuando salga de aquí volveré a buscarla para decirle que devuelva lo que se llevó: mi corazón