Hipocresía patriótica.
Partiendo del concepto de la ley universal de la unidad: “uno es todo y todo es uno”, personalmente, me gusta tener un concepto global y hermanado de lo que somos. Todos estamos conectados de alguna manera, estamos hechos de la misma materia, venimos del mismo lugar, vivimos en el mismo planeta, respiramos del mismo aire. Me gustaría que el mundo hubiese adquirido otros derroteros más acordes con esa ley, más hermanado, natural, empático, sin fronteras, etc. pero no es el caso actual. Esto no quiere decir que mi persona,
aparte de soñar con ese ideal, se pueda sentir subjetivamente identificada con el lugar donde nací o viví, con todo lo que eso conlleva.
Dicho esto, nací en España y soy español. Entiendo que haya gente que no se sienta española, a mi me ha pasado muchas veces. Pero en mi caso particular, nunca ha sido por mi maravilloso país, ni por sus, mejores o peores, costumbres y culturas. Normalmente ha sido por el camino, indignante y vergonzoso, por el que nos han conducido nuestros gobernantes y por la influencia que ello ha supuesto a nuestro comportamiento como sociedad. Lamentablemente tenemos muchos defectos como sociedad y uno de ellos es el exceso de
patriotismo, al igual que la carencia. Pero todavía hay uno peor, considerado por algunos como deporte nacional, y es juzgar o criticar como si fuésemos deidades esos excesos y carencias.
Creo que somos de los pocos países que se avergüenzan de su pasado y ya no hablo solo del reciente, sino también del antiguo. Os guste o no, es parte de nuestra historia y si os paráis a pensarlo con objetividad, estoy seguro de que aprenderéis muchas cosas, incluso porque repudiáis de él. Por otro lado, creo que tampoco hace falta regocijarse en alabar épocas pasadas donde la avaricia, el ego, el sufrimiento y dolor ajeno han sido el principal vehículo para alcanzar el poder y la gloria, pero si comprenderlas dentro de su contexto histórico y, sobre todo, no avergonzarnos de ellas como país y mucho menos como ciudadano.
También creo que somos de los pocos países que se avergüenza de su bandera y sus colores, y aquí vuelvo hacer hincapié en lo de juzgar. ¿Llevar los colores de la bandera de España en alguna prenda es sinónimo de facha? Seguro que lo habéis criticado alguna vez y seguro que os ha gustado algún diseño con los colores de banderas de otros países o, peor todavía, habéis portado la bandera de otro país en alguna prenda, abalorio o souvenir. No lo critico, cada uno es libre de llevar lo que quiera, pero es un poco contradictorio. No pasa nada, el rojo no quema y el amarillo no trae mala suerte. Es la bandera oficial que hay en la actualidad, dejad los ideales a un lado, no hace falta que la asociéis a un régimen dictatorial o a una monarquía en decadencia. Es la bandera de tu país, sin más… ¿Os gusta más la morada, amarilla y roja? ¿Una bandera de una época muy lejana que ni siquiera habéis vivido y que os gusta porque alguien te ha dicho que es mejor? ¿Es de mejor material? Dejadme que os diga una cosa, si la que hay ahora, depende de como se mire, el colorido puede ser demasiado esperpéntico u hortera. La de la franja morada termina de pegarle una patada en los huevos. Estoy seguro de que a ningún gurú del diseño con un sentido del gusto decente se le ocurriría mezclar esos colores. Por otro lado, no hace falta caer en el patriotismo ridículo de otros países como, por ejemplo, E.E.U.U. Ya sabemos que sois españoles, lo pone en vuestro DNI y en vuestras redes sociales.
Soy ateo, o al menos, ateo tal y como se me ha enseñado la religión. Me gusta más vivir en pecado, el libre albedrio, la vida bohemia y hacer lo que me venga en gana. Tengo mi propia filosofía de vida que, al fin y al cabo, es un compendio coherente de muchas filosofías, ciencia, mezcla de culturas, y se podría decir que también de religiones. Respeto a cada una de ellas, siempre y cuando no quieran imponer su verdad a la fuerza. Pero algo que no entiendo es felicitar fechas señaladas de otras religiones y no las de la religión mayoritaria de tu país… Aunque el tema me la resbale, si felicitáis una, felicitarlas todas, ¿no? Y sino, soy partidario de no felicitar ninguna. Asociar la religión a una época determinada, a la monarquía, a un partido político o a una serie de actos repugnantes lo entiendo y lo comparto. Pero no olvidéis que la religión que habéis felicitado, en sus países de origen, también es influyente, también ha causado actos repugnantes en nombre de su dios e incluso hemos estado sometidos a su yugo, etc. etc. Por supuesto, ya habéis visto mi posición con la religión, nunca defenderé quien se quede anclado en el pasado defendiendo costumbres retrogradas y no quiera evolucionar.
En fin, decir que eres español no es ser facha. Pero que tampoco ser español sea un delito, una vergüenza o que dependa de una bandera o de si hay un rey por en medio o no. Déjate de tonterías, ¿eres español o no, tonto del culo?
España es más que una bandera roja y amarilla o roja, amarilla y morada. Es más que un himno con o sin letra. Es más que una monarquía en decadencia o una ilusoria república. Es más que una ideología del interesado politicucho de turno. Todo eso es banal, algo simbólico y superfluo. España y ser español está por encima de eso, es algo que se lleva en la sangre, es nuestra manera de ser, es un sentimiento, es una conciencia colectiva de personas valientes y estupendas, es una forma de vida, es mi gente, familia y amigos, es una cuna de historia, es cultura y arte a raudales, es nuestros logros y avances como nación, es nuestros servicios públicos, es garra y coraje, es las victorias de nuestros deportistas de élite, sin lugar a duda nuestros mejores representantes, es todo eso y mucho más porque «uno es todo y todo es uno».
Fluid y compartid (fluidos).